Alguien va al cine para aprender a hacer un plano contrapicado? ¿Tomamos apuntes mientras vemos la película? ¿Estamos obligados a hacer resúmenes de su contenido? Seguramente, si todo lo que acabo de decir ocurriera, un alto porcentaje de nosotros consideraría que ir al cine es un aburrimiento.
Pues bien, más de la mitad de los adolescentes actuales considera que leer es un aburrimiento, y la culpa (me temo), es de los adultos.
Esos adultos que insisten en que hay que leer para a) adquirir vocabulario; b) ser mejores en los estudios; c) ser mejores personas; d) otras razones pintorescas. Todos esos adultos controladores que imponen libros (con preocupante tendencia a sus propios gustos lectores de mil años atrás), arrugan la nariz si ellos pretenden leer algo por su cuenta o les obligan a un rato de lectura diaria. Los mismos adultos que no tienen tiempo de leer ni de contagiar la pasión por los libros, se quejan de que sus hijos no lean. No me cuento entre ellos, por cierto.
En realidad, la cosa no es así. Leer hace feliz, en primer lugar. Ese debería ser el argumento más aplastante. ¿Para qué vamos al cine? Para ser felices, para emocionarnos, para pasar un buen rato. Las mismas razones son válidas cuando tomamos un libro. En los libros -me gusta a mí decirles a los chavales-, está todo. Lo que sus padres quieren que aprendan y lo que no. Todo aquello que necesitan saber para entenderse. A veces no es fácil dar con el libro adecuado. Por eso se necesitan (buenos) mediadores. Tenemos muchos. Profesores y bibliotecarios que lo han entendido, que hacen un gran trabajo. Qué haríamos sin ellos.
También necesitamos tiempo. Un rato al día, en el aula, para leer. Leer va contra el mundo que hemos inventado. En un mundo lleno de ruido, leer reclama silencio. Qué alegría ir contra el mundo. Y con qué ganas lo harán ellos, cuando lo sepan.
Abrir un libro
En un poema precioso dedicado a la biblioteca pública de Los Ángeles y titulado El incendio de un sueño, Charles Bukowski contó cómo leer evitó que se convirtiera en "un suicida, un ladrón o un tipo que maltrata a su mujer". Le secundó, años más tarde, el editor Walter Edison, que creció en un entorno violento y solía refugiarse en una biblioteca. Al abrir un libro, escribe, "podía imaginarme fuera de aquel lugar". Eso es. Leer salva.
PERMÍTANME
en el umbral del día del Libro dedicarle hoy un panegírico al lector. A usted. A aquel que lee "para disfrutar, disfrutar, disfrutar", como afirma el novelista Andrés Barba. A aquellos que, como Pilar Adón, editora, poeta, traductora, confiesa que "lee para disfrutar, aprender y evadirse, lo que no evita la reflexión".
En todo caso, como se reconoce Inma Chacón, también poeta y narradora, a aquellos que leen "para hacerse preguntas, para intentar contestarlas y para dejar algunas sin resolver, para buscarlas en otras lecturas". Como si fuera un círculo que se cierra, el "postpoeta" Agustín Fernández Mallo suele manifestar que solo hay una manera de acercarse a ese ejercicio singular de encarnarse en personajes literarios, protagonistas de la historia y olvidados del periodismo: "Leer por el placer de leer. No hay más.Lo que se derive de ahí ya tiene que ver exclusivamente con los gustos, carácter, estado de ánimo y cultura de cada lector". Lo dice también, más o menos aproximadamente, Juan Gómez-Jurado, un autor que domina las redes sociales y el diálogo con los lectores: "Leer para pasarlo bien, ¡siempre! La vida tiene que ser divertida". O igualmente el reflexivo Use Lahoz: "Leer para... divertirse, pensar, sorprenderse, y habitar mundos mucho más interesantes y fascinantes que el nuestro. Y, además, sale barato".
En definitiva, como dicen Luisgé Martín y José Luis Rodríguez del Corral, "leer para todo". Leer, sin duda, también es una actitud, una disposición ante el mundo: saber que, cuando abres una novela, cualquier libro, te puede ocurrir cualquier cosa.
Lo apunta Javier Moro: "Creo que hay que leer para distraerse, para divertirse, para aprender, para retrasar la llegada del Alzheimer y las demencias seniles y, sobre todo, para soñar, para vivir una doble vida, para abstraerse de lo cotidiano y viajar por otros mundos a la sombra de algarrobo o de un toldo en la playa.
Y también para reflexionar sobre la prima de riesgo y esas cosas tan arduas y deprimentes, para intentar entender las razones de nuestro desastre nacional y, sobre todo, para relativizar nuestra situación en la Historia". El gran C. S. Lewis -hoy condenado al ostracismo de Narnia- pensaba que "preguntarse por qué leer es como preguntarse por qué escuchar". Quizás sea, por tanto, una columna en vano. O igual no.
Un viajero vocacional, por la geografía europea y por la literatura universal, como José Ovejero ahonda en el equilibro entre la evasión y la reflexión, pero está contra la "dictadura del entretenimiento": "La literatura, como la filosofía o la economía -afirma-, no tiene por qué ser entretenida, no es esa su máxima aspiración. Otra de sus funciones es precisamente despertarnos, sacudirnos, hacernos reflexionar, poner en tela de juicio nuestros valores y nuestras creencias, obligarnos a revisarlos".
La literatura también es incomodidad. "A mí me gustan los libros que, después de haberlos leídos -admite la narradora Marta Sanz-, me dan la impresión de que veo mejor. Me gustan los libros que de un modo u otro me dejan tocada". Que es, más o menos, lo mismo que señala el prolífico Antonio Gómez Rufo: "Leer siempre para reflexionar. Y si, de paso, distraen de los dramas cotidianos, mejor". En cualquier caso, el poeta y novelista Manuel Vilas lo dice rotundamente: "Leer para vivir. Si lees, estás más vivo".
¿Leer qué? Leer, en cierto modo, el mundo. Y el mundo lo escriben novelistas, poetas y filosófos. Historiadores, investigadores, ensayistas. Todos aquellos que, como decía el recién desaparecido Eduardo Galeano, han trascendido, han superado, han mejorado el silencio con sus libros. Esos, todos esos libros, solo esos libros, son los que merecen leerse.
En torno a "este tiempo de cataclismos", como lo define Juan Eslava Galán, hay que leer, entre tanta y tanta oferta, lo que está también más cerca. Leer a José Antonio Ureba, a Jesús Romero Aragón, a Antonio Estrada, a Miguel Ángel García Argüez, a Quino García Contreras, a José Luis Aragón Panés, a Guillermo Alonso del Real, a Tomás Gutiérrez, a Jesús Romero Montalbán, a Domingo Galán, a Paco Montiel, a Francisco Javier Yeste… a Pedro A. Quiñones Grimaldi, que la próxima semana publica su "A orillas del Iro" (Navarro Editorial), un peculiar recorrido cronológico y onomástico sobre personajes y capítulos extraordinarios de la historia de Chiclana.
A Anate Rivera y su reciente novela de misterio, humor y erotismo poético que ha titulado "A mí me parece un sueño" (Editorial Círculo Rojo). Y a tantos otros autores chiclaneros que me dejo atrás. Los que fueron y los que serán. Escritores todos que van de lo concreto a lo global, según ese dicho tan instaurado gracias, entre otros tantos, a Jorge Luis Borges: "Para llegar a lo universal, hay que escribir de lo local". Y leerlos, como sentencia José Carlos Somoza, "para ser más felices".
La lectura es una herramienta maravillosa para el aprendizaje del inglés. Favorece la ampliación de vocabulario, refuerza la ortografía y la gramática, ayuda a aprender la correcta pronunciación de los sonidos y permite que los pequeños lectores dejen volar la imaginación. Los cuentos también ayudan a crear momentos lúdicos en los que dedicar tiempo al inglés es divertido y, además, múltiples estudios han constatado que la lectura forja la empatía y ayuda en la asimilación de conocimientos en etapas posteriores.
Con motivo del Día Internacional del Libro, Kids&Us, el método de aprendizaje en inglés para niños y niñas líder en España, repasa los cuatro principales beneficios de la lectura en inglés: Cuatro beneficios de la lectura en inglés
Leer ayuda a los más pequeños a aprender nuevas palabras y expresiones. Sin duda, es una actividad magnífica para ampliar vocabulario de forma natural. Siguiendo las aventuras de sus personajes favoritos, siempre adaptadas a situaciones que les son familiares, los pequeños lectores descubren el nombre en inglés de las cosas que les rodean y les interesan. Poco a poco irán incorporando palabras a su vocabulario y las usarán con soltura cuando hablen en inglés.
La lectura mejora la ortografía y la gramática. Leer ayuda a reconocer cómo se escriben las palabras y permite aprender de forma casi inconsciente. Cuando toca hacer el salto del inglés oral al escrito, los niños tienen asimilada la fórmula correcta de las palabras que han ido aprendiendo durante los años de lectura.
Los ratos de lectura de cuentos en voz alta favorecen la comprensión oral y el repaso de determinados sonidos y grafías trabajados en el aula. También mejoran la entonación y su aplicación en el inglés hablado.
Los niños y niñas que leen tienen más facilidad para entender a los demás, empatizar con ellos y ver el mundo desde su perspectiva, según concluyen varios estudios. Y no solo eso, leer favorece la gimnasia cerebral, por lo que la neurocientífica Susan Greenfield recomienda empezar lo antes posible. La lectura ayuda a ampliar la capacidad de atención de los niños y los prepara para el aprendizaje futuro.
En definitiva, la lectura es una gran aliada para el aprendizaje de una nueva lengua y para la mejora de la competencia comunicativa de los niños. Además, constituye una de esas actividades lúdicas que hacen que aprender inglés sea divertido para los más pequeños. Combinar la lectura individual con la lectura de cuentos en voz alta asegura esa motivación diaria para dedicar un rato a las historias en inglés a la vez que favorece la curiosidad por el nuevo idioma y las ganas de entenderlo y hablarlo.
Kids&Us y su línea editorial propia
Por todos estos motivos mencionados, el Departamento Pedagógico de Kids&Us ha desarrollado una línea editorial propia con libros creados expresamente para que los más pequeños refuercen su vínculo con el inglés de una forma lúdica y divertida. Los colores e ilustraciones de los libros infantiles cautivan a niños y niñas desde los primeros años. Los más pequeños descubrirán el mundo que les rodea con Betty Sheep y disfrutarán con las sorpresas que se esconden en los libros de la colección Many Monsters. Los mayores, en cambio, vibrarán con las locas aventuras de la colección Readers. Además, todos los libros de Kids&Us funcionan con el Talking Pen, que facilita la lectura en inglés, y permite disfrutar la experiencia en familia.
La importancia de leer para aprender un idioma
Para aprender inglés, francés o alemán, por ejemplo, y completar los conocimientos de gramática y vocabulario nada mejor que leer en lengua inglesa. La lectura en un idioma extranjero favorece la curiosidad por el nuevo idioma y las ganas de entenderlo y hablarlo. La lectura, además de ser una forma de estudio, se puede convertir para los niños en una actividad lúdica para dejar volar la imaginación, si se seleccionan bien los contenidos que puedan interesarles según su edad.
La importancia de leer para aprender un idioma
La lectura es una herramienta maravillosa para el aprendizaje de cualquier idioma. Entre sus beneficios favorece la ampliación de vocabulario, refuerza la ortografía y la gramática, ayuda a aprender la correcta pronunciación de los sonidos y permite que los pequeños lectores dejen volar la imaginación. Para introducir a los niños en el mundo de la lectura en otro idioma distinto al materno conviene comenzar por los cuentos.
Continuamente oigo hablar despectivamente o con menosprecio irónico de los que compran, regalan y coleccionan libros que después no leen o leen a medias y de forma descuidada. Es decir, aquellos que usan los libros de una manera heterodoxa. Me gustaría -sin despreciar, está claro, la línea ortodoxa de la buena lectura- defenderlos un poco, precisamente estos días que celebramos la festividad de San Jorge.
Pienso que el amor al libro, supera a veces la simple valoración de su contenido y de su posible mensaje, es decir, supera la afición a la lectura. La situación ideal sería aquella en la cual este amor fuera realmente una superación en lugar de una somera suplantación. Pero si, por cualquier razón, el contenido no llega a tiempo o llega perdido, no hay que olvidar la eficacia autónoma del amor, digamos superficial. El libro como objeto tiene un valor visual y táctil, e igualmente olfativo. Mirar y acariciar un libro puede ser un placer parecido al de mirar y acariciar cualquier obra de arte.
No me refiero únicamente a la respuesta obtenida por la calidad de un diseño cuidado y atractivo, a la luz de una vistosa publicidad, y una, no menos, refulgente impresión; si no también, a toda la carga de historia cultural que contiene cualquier buen libro y que se manifiesta en sus propias cualidades físicas. En la mirada y en la caricia existen igualmente premoniciones de un contenido que algún día llegará oportunamente. El amor va más allá del simple atractivo visual y publicitario.
Tanto es esto, que además de la premonición de la solvencia y eficacia del contenido, existe a menudo, un proceso de mitomanía, de manera que cada libro puede ser un buen instrumento para restaurar conscientes y subconscientes.
Por eso pienso que comprar, regalar y coleccionar libros es una nobilísima actividad. Tener libros en casa, ordenarlos, dirigirlos hacia récords personales, respetarlos como mudos testimonios y promesas insinuadas es, a fin de cuentas, un acto intelectual y un espectáculo de cultura.
La presencia de los libros en nuestras casas -de los libros leídos, y sobre todo de los no leídos, que siempre son la mayoría- es como la infiltración casi subterránea del gusto por convivir con contenedores de cultura, con misteriosos estuches que algún día abriremos y que, mientras no los abramos, nos impulsan unos deseos y unas esperanzas a menudo superiores a su estricta realidad. Deseos y esperanzas que se multiplican con el recuerdo de cuando fueron adquiridos, con aquella persona que te lo regaló, o simplemente te transportan en el tiempo a través de percepciones muy sutiles.
Por otra parte, incluso en términos puramente productivos y comerciales -base organizativa indispensable para cualquier vehículo de cultura- hay que elogiar al comprador, no únicamente al esfuerzo que supone la lectura.
Aquel que nada más compra libros para leer, no vuelve a comprar hasta haber agotado la lectura. El que no lee, compra sin pasar por ésta experiencia. Es decir, compra muchos más libros y ayuda a soportar el “xup–xup” económico del sector.
Está claro que no hay que confundir a los enamorados de los libros, y aquellos que compran “libros a metros” para llenar paredes. Aunque participan en la buena navegación de la economía editorial, no producen ningún acontecimiento cultural: en lugar de estar enamorados de los libros, hacen de ellos una vulgar y deshonesta explotación. Se prostituyen porque, a módico precio, les obligan a disfrazar su amor que no sienten y al que nunca serán fieles, nada más por quedar bien ante un público, aparentando que los adinerados nada juiciosos, malean a los intelectuales de buena fe. O a los magníficos y apasionados mitómanos.
Me gustaría, el día de San Jorge, regalar a los amigos y amigas, un libro que fuera tan eficaz, en los tratos de la amistad, como lo es regalar unos zapatos, una corbata o unas medias -tres objetos famosos en la historia de los mitómanos– en los cuales, se encubre siempre una intimidad difusa pero intencionada.
O tan eficaz como la misma rosa que estos días suele acompañar al libro. Me gustaría que sin tenerlo que leer, el aspecto del color y hasta su olor fuera como una rosa, haciéndole vivir de alguna forma una sublimada relación e inclusive le perpetuaran algún récord.
No hay que leer de momento. Es suficiente con mirar y acariciar: ser un enamorado de los libros, al margen de ser o no un aficionado a la lectura.
(Traducción del editorial firmado por Oriol Bohigas en el número del mes de abril de 1990 del cuadernillo de Distribuciones Enlace, S.A.)
Comienza por afinar tus preferencias de lectura. Explora distintos libros, géneros y autores. La mejor manera de conocer lo que realmente te gusta leer es experimentando aquí y allá.
2. Pregunta a quienes leen.
Puede ser a un amigo, pero también a un buen librero. Si no tienes idea de por dónde empezar, ellos te pueden ahorrar tiempo.
3. Ve de menos a más.
Comienza con libros breves e interesantes, incluso divertidos. Esto desarrollará las habilidades básicas de todo lector: disposición, concentración e imaginación.
4. Identifica tus preferencias.
Cuando te guste leer algo, sigue esa veta con otros libros afines a ese tema, autor o género, que los hay a granel. Identifica a los autores que escriben sobre ellos o sigue la pista de alguno que te haya atrapado.
5. Averigua la historia del escritor.
En ocasiones, la vida y la época a la que pertenecen los autores de tu preferencia tienen mucho que decir para poner en contexto lo que leíste. Es otra forma de seguir leyéndolos.
6. Se vale dejar un libro inconcluso.
De acuerdo, a veces no funciona. Tuviste paciencia, avanzaste y le diste el beneficio de la duda, pero no te convenció: a otra cosa, mariposa, que el mundo en realidad es un texto infinito.
7. Acompaña tus lecturas con un té o café.
Se ha dicho: leer es un placer. ¿Por qué no aumentarlo? Asocia tu lectura con otros gustos. Las bebidas calientes, por ejemplo, promoverán un estado de relajación mientras lees.
8. Elige un lugar agradable.
De acuerdo a tu capacidad de concentración, el ambiente apropiado puede ser casi tan importante como un buen libro. Desde el interior de un vagón de metro, junto al oleaje del mar o dentro de un monasterio, solo tú sabrás cuál es el lugar propicio para no perder el hilo.
9. Cada quien sus gustos.
La lectura es totalmente personal y subjetiva: el que a todo el mundo le guste la premiada novela, no significa que te tenga que gustar a ti. Lee lo que disfrutas y no compares.
10. Lee sin miedo.
Los autores reconocidos, los llamados clásicos y los títulos que vuelves a escuchar una y mil veces, lo son por una razón. No temas a adentrarte y averiguar porqué.
Cuando conozco a emprendedores que tienen un negocio o que están dispuestos a hablar de éste simplemente me cautivan. ¿A quién no le gusta una gran historia con un final feliz y más si esa persona está sentada frente a ti?
Muchas veces los clientes acuden a tu negocio no por el producto o servicio que ofreces, sino por ti, por tu experiencia, determinación, perseverancia, creatividad, ambición y enfoque. Qué mejor forma para mostrar todo esto que escribiendo un libro sobre ti y tu experiencia. Creo que no hay otra herramienta mejor para abrir puertas, cultivar influencia y crear un mercado que un libro. Aquí hay 7.1 pasos para hacerlo:
1. Crea un plan. El primer paso para escribir un libro es hacer un plan. Aquí es donde muchos autores potenciales fallan. Tienen la intención de escribir, pero nunca se sientan y hacen un plan para lograrlo. ¿Qué tan seguido escribes? ¿Cuándo? ¿Diariamente, semanalmente? ¿Cómo organizarás tu día para escribir más? ¿Qué harás los días que te sientas bloqueado? Escribir un libro es como un negocio y todos se inician con un plan.
2. Planea el diseño de la portada. Normalmente yo contrato a un diseñador antes de escribir. La portada del libro me motiva, hace que el libro parezca una realidad. Suelo colgar algunas copias en mi casa para motivarme y seguir escribiendo aunque no me den ganas. Si me retraso, tengo la portada ahí todo el tiempo.
3. Escribe. Una vez que tengas un plan, comienza a escribir. El primer libro que hice me tomó tres años. Escribía un poco cada semana hasta que por fin terminé. Pensé que era normal que tomara tanto tiempo, pero luego conocí a Jon Gordon, autor de “El autobús de la energía” (The energy bus), y le pregunté cuánto se había tardado él. Me dijo que normalmente le toma un día o dos, pero que para hacer el gran final se tarda a veces un poco más.
Esto cambió por completo mi mentalidad. Mi segundo libro lo escribí en mi camino de regreso de Las Vegas a Boston. Mi publicación más reciente me tomó un día. Es increíble lo que puedes lograr cuando apagas el email, el teléfono y te aíslas del mundo. Para cada uno de mis libros, comencé con el nombre de mis capítulos. Luego escribí mis pensamientos e historias capítulo por capítulo. Otra buena forma de hacerlo es través de un blog. Si escribes en tu blog constantemente, esos artículos pueden ser compilados en un libro.
3.1. Contrata a un escritor fantasma. Yo prefiero escribir mi propio contenido, pero tengo muchos amigos que son autores y que contrataron a escritores fantasmas. Hay sitios como freelancer.com en el que pones tu trabajo a la vista y aceptas sugerencias de escritores alrededor del mundo. Pídele a un escritor fantasma muestras de su trabajo y asegúrate de ser dueño de los derechos de tu trabajo. Luego establece un plan para compartir tu historia con esta persona para que pueda ayudarte a escribirlo.
4. Lee. Una vez que hayas escrito el libro, léelo. Mientras lo haces puedes pensar en capítulos adicionales, historias o lecciones que puedas compartir. Agrégalas antes de contratar a un editor.
5. Edita. No edites tu propio libro. Yo edité mis primeros dos y no puedo soportar leerlos ahora porque encuentro errores. Los textos con errores ortográficos y gramaticales me distraen de la narrativa. Contrata a alguien que lea el libro, sugiera cosas, lo revise bien y haga que se vea profesional. Los editores no son 100 por ciento perfectos, pero en muchos casos harán un mejor trabajo editando que tú.
6. Publícalo. Haz una búsqueda por internet para encontrar empresas que te ayuden a publicar. En Amazon puedes usar CreatSpace para vender tus libros ahí.
7. Lánzalo. Planea algún evento para darlo a conocer. Puede ser una fiesta. Planea algunos incentivos para que las personas quieran ordenarlo. Ofrece pláticas y conferencias gratuitas y pide libros desde antes para repartirlos en caso de que alguien lo quiera.
La Biblia es la base de la civilización occidental tanto moral como política y literalmente. Incluso, el mundo secular reconoce a la Biblia como el libro más influyente en el mundo. Es el libro más elevado en su registro del origen del hombre, la historia humana y las profecías, y en su sabiduría, profundidad, ética y moralidad.
Aunque estas cualidades son razones lo suficientemente convincentes para que leamos la Biblia, no se pueden comparar con el hecho asombroso de que el propio Dios está corporificado y expresado en Su Palabra. No obstante, Dios no desea que Sus palabras permanezcan confinadas en un libro, y así nos lo dice en la Palabra:
“Si permanecéis en Mí, y Mis palabras permanecen en vosotros”.—Juan 15:7
“La palabra de Cristo more ricamente en vosotros”.—Colosenses 3:16
El destino de Dios es nuestro ser interior, y Él llega hasta allí por medio de Su Palabra. Al leer la Biblia con nuestro espíritu podemos tocar a Dios y permitirle que entre en nuestro ser.
Hebreos 4:12 nos dice que dentro de nuestro ser “La palabra de Dios es viva y eficaz”. Cuando leemos la Biblia de forma consistente y en oración, la Biblia se convierte en una parte subjetiva y práctica de nuestra vida diaria. Es decir, revela la persona de Dios y nos llena con la vida, la verdad y la luz. Nuestra vida espiritual depende de la nutrición que recibimos del suministro de vida en la Palabra. Es por eso que cuando contactamos al Señor por medio de nuestra lectura de la Biblia, somos lavados, llenos en espíritu e infundidos con fe. Además, a medida que recibimos más de la Palabra, el Señor comienza a crecer en nuestro ser y maduramos para llegar a ser hombres de Dios que sean de plena madurez y enteramente equipados. Lo que es la Biblia
1. La Palabra es Dios
“En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”.—Juan 1:1
Este versículo indica que Dios y la Palabra no están separados, pero que son uno.1 Cristo es la Palabra viva de Dios (Jn. 1:14), y la Biblia es la Palabra escrita de Dios. Aunque Cristo no está físicamente con nosotros, Él es el Espíritu, corporificado y expresado en la Palabra escrita de Dios.
“En última instancia, la palabra en la Biblia es Dios mismo; es la corporificación de Dios mismo. Eso no significa que nosotros pensamos que las palabras escritas con tinta negra sobre papel blanco son el Dios vivo. Lo que queremos decir es que las palabras negras sobre papel blanco contienen a Dios mismo”.2
“Dios es misterioso. Él requiere que la Palabra lo exprese. Cristo, como Palabra, define, explica y expresa a Dios. Por tanto, Cristo, como Palabra, es la definición, explicación y expresión de Dios. En realidad, esta Palabra es Dios mismo, no el Dios escondido, oculto y misterioso, sino Dios definido, explicado y expresado”. La Escritura es el aliento de Dios
“Toda la Escritura es dada por el aliento de Dios”.—2 Timoteo 3:16a
La Palabra de Dios, es decir, las Escrituras, son el exhalar de Dios. Cuando tocamos el aliento de Dios contenido en la Biblia, tocamos la misma esencia y substancia de la Biblia, la cual no es nada menos que el Espíritu. En Juan 6:63 el Señor Jesús dijo que “El Espíritu es el que da vida” y que las palabras que Él había hablado son “espíritu y son vida”. La Palabra de Dios es espíritu, o aliento. Cuando recibimos Su Palabra con nuestro espíritu, Dios entra en nosotros.
“La Palabra de Dios es la exhalación de Dios (2 Ti. 3:16). La Biblia es la exhalación de Dios; es decir, es el aliento que Dios exhala. La Biblia es el aliento de Dios. Desde la perspectiva de Dios, se trata de Su exhalación; pero desde nuestra perspectiva se trata de nuestra inhalación. Por medio de la exhalación de Dios y de nuestra inhalación, Dios entra en nosotros y llega a ser nuestra vida y nuestro suministro de vida. Por lo tanto, cuando leemos la Biblia, debemos entender que la Biblia no es simplemente letras negras sobre papel blanco, sino que es la exhalación de Dios. Ella está llena del aliento espiritual”.4
“Como cristianos, nuestro mayor gozo, o digamos, nuestra mayor bendición, es poder contactar a Dios y gustar de Él diariamente por medio de la palabra de Su aliento”.5
La Biblia es la revelación completa de Dios para el hombre
Debemos leer la Biblia para conocer la revelación de Dios para el hombre. Aparte de lo que la Biblia nos revela sobre la Persona de Dios, también nos revela el plan de Dios para cumplir el deseo de Su corazón. Y este deseo de Dios se puede mirar en Su economía, la cual es Su plan de impartirse Él mismo como vida en nosotros a fin de que lleguemos a ser Su expresión. El centro de este plan es Cristo, y la meta de este plan es la iglesia. El Antiguo Testamento contiene tipos, sombras y figuras que nos muestran la economía de Dios. Todos estos tipos, sombras y figuras se cumplen y llevan a cabo en el Nuevo Testamento.6
Cuando leemos la Biblia, más de la economía de Dios se nos revela y esta revelación llega a ser una visión que nos controla y guía nuestra vida cristiana por completo. Además, leer la Biblia nos introduce en la economía de Dios.
“La Biblia, que se compone de dos testamentos —el Antiguo y el Nuevo—, es la revelación divina completa de Dios dada al hombre en forma escrita. La revelación principal hallada en toda la Biblia es la revelación de la única economía divina del único Dios Triuno (Ef. 1:10; 3:9; 1 Ti. 1:4b). La centralidad y universalidad de esta economía divina es el Cristo todo-inclusivo e inescrutablemente rico como corporificación y expresión del Dios Triuno (Col. 2:9; 1:15-19; Jn. 1:18). La meta de la economía divina es la iglesia como Cuerpo de Cristo, como plenitud y expresión de Cristo (Ef. 1:22b-23; 3:8-11), la cual alcanzará su consumación en la Nueva Jerusalén, que es la unión, mezcla e incorporación del Dios Triuno procesado y consumado con Su pueblo compuesto de personas tripartitas que fueron redimidas, regeneradas, transformadas y glorificadas. El cumplimiento de la economía divina es revelado en la Biblia de manera progresiva en muchas etapas, comenzando con la obra creadora de Dios en Gn. 1—2 y llegando a su consumación con la Nueva Jerusalén en Ap. 21—22”.7
El contenido de la Biblia es verdad y vida
“Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad”.—Juan 17:17
Al leer la Biblia llegamos a conocer la verdad. El Señor Jesús dijo que la Palabra de Dios verdad. La verdad nos lleva al conocimiento de todas las realidades en el universo, especialmente la realidad de Cristo y la iglesia, y nos revela a Dios en Su Persona y economía. Este es el deseo de Dios para nosotros.
“Dios nuestro salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad”.—1 Timoteo 2:3b–4
Dios desea que conozcamos la verdad, pero tal y como el versículo anterior nos dice, llegar al pleno conocimiento de la verdad es un asunto progresivo. La Biblia siempre tiene algo que decirnos respecto a la verdad. Por consiguiente, debemos leer regularmente la Palabra para que seamos llenos cada vez más con la verdad y la revelación.
“El contenido de la Biblia es extenso y comprensivo; los dos aspectos principales de este contenido son la verdad y la vida. La verdad nos trae la revelación y el conocimiento de todas las realidades en el universo, tales como la realidad de Dios, la realidad del hombre, la realidad del universo, la realidad de las cosas de la era actual, de la era venidera y de la eternidad, y en particular, la realidad del Cristo a quien Dios designó, y la realidad de la iglesia que Él escogió”.8
La Biblia es vida
La Palabra de Dios también es vida; cuando la leemos con nuestro espíritu, obtenemos vida.
“Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”.—Juan 6:63
La vida es Dios mismo viniendo a nosotros para ser nuestra vida. A medida que leemos la Biblia, la cual es la corporificación de Dios, Él viene a nosotros como vida. Entre más esta vida divina crece en nosotros, más llegamos a ser Su expresión. Por lo tanto, es necesario que leamos la Biblia para que recibamos continuamente a Dios como vida en nosotros a fin de expresarle y así cumplir el deseo de Su corazón.
“La Biblia es un libro de vida, y esta vida es la Persona viviente de Cristo”.9
“La vida es Dios mismo, quien viene para ser nuestra vida a fin de que seamos regenerados, que crezcamos, y seamos transformados y conformados a la imagen de Cristo, quien expresa a Dios, a fin de que lleguemos a ser la expresión de Dios”.10 Las funciones de la Biblia en nuestra experiencia
Ahora que ya entendemos más de lo que la Biblia es, podemos ver que la Biblia es única entre todos los libros puesto que la podemos experimentar. La Biblia es un libro de la revelación divina, verdad y vida. ¿Acaso hay otro libro que esté lleno con la vida divina, una vida que podemos obtener y disfrutar? Por la misericordia de Dios, tenemos un libro que podemos tocar y abre el camino hacia todas las experiencias espirituales. Al leer la Biblia de forma habitual y adecuadamente, podemos entrar en las profundidades de la realidad contenida en la Biblia. 1. Es parte de nuestra experiencia inicial de Dios
En nuestra experiencia inicial de Dios, la Biblia testifica respecto al Señor Jesús, nos hace sabios hacia la salvación y hace que seamos regenerados:
“Y ellas [las Escrituras] son las que dan testimonio de Mí [Cristo]”.Juan 5:39
“Las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”.—2 Timoteo 3:15
“Habiendo sido regenerados, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre”.—1 Pedro 1:23
Algunas personas han creído en el Señor Jesús con solamente leer Juan 14:6, el cual dice: “Yo soy el camino, y la realidad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí”. Este tipo de experiencia en cuanto a la salvación atestigua al poder de la Biblia como la corporificación de Dios para hacer a una persona “sabia hacia la salvación” y regenerarla con la vida divina que la Biblia contiene.
2. Es nuestro alimento
“Desead, como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación”.—1 Pedro 2:2
“No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.—Mateo 4:4
Debemos leer la Biblia, pues nuestra vida espiritual depende de esto. Como suele suceder con cualquier clase de vida, si nuestra vida espiritual no recibe la nutrición, se debilitará y marchitará. La Biblia es nuestro alimento espiritual. Es tanto nuestra leche espiritual como nuestro pan de vida. Debemos nutrir diariamente la vida espiritual por medio de leer la Palabra.
“Tal como nuestra vida física necesita nutrimento, así también nuestra vida espiritual necesita nutrimento. El nutrimento de nuestra vida espiritual solamente puede ser proveído por la palabra de la Biblia. Para ser viviente y fuerte delante de Dios, no podemos depender de pan solamente, sino de toda palabra, esto es, la palabra de la Biblia, la cual procede de la boca de Dios. Debemos tomar la palabra de Dios como alimento, y comerla (Jer. 15:16), aun considerando la palabra de la Biblia más importante que nuestra comida (Job 23:12b)”.11
Muchos versículos hablan sobre la Palabra de Dios como nuestro alimento y la experiencia de aquellos que han ingerido la Palabra como su sustento:
“Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; / y Tu palabra me fue /por alegría y por gozo de mi corazón”.—Jeremías 15:16
“He atesorado las palabras de Su boca más que mi comida asignada”.—Job 23:12
Cuando comemos la comida física, metabólicamente llega a ser parte de nuestro metabolismo. De igual manera, cuando ingerimos la Biblia como comida se produce un cambio en nuestra constitución interna. Entre más comemos la Palabra de Dios, más somos llenos y constituidos con Él.
“Tal como los alimentos que ingerimos y digerimos nos nutren interiormente al cambiarnos y transformarnos metabólicamente, de la misma manera, la Palabra de Dios nos transforma al enseñarnos, redargüirnos, corregirnos e instruirnos interiormente”.12
“Según la totalidad de la revelación contenida en la Santa Biblia, las palabras de Dios son buen alimento para nosotros, y es necesario que las comamos (Sal. 119:103; Mt. 4:4; He. 5:12-14; 1 P. 2:2-3). La palabra de Dios es el suministro divino como alimento que nos nutre. Por medio de la palabra como alimento, Dios imparte Sus riquezas a nuestro ser interior a fin de nutrirnos para que seamos constituidos con Su elemento. Éste es un aspecto crucial de la economía de Dios. Cuando comemos las palabras de Dios, Su palabra se convierte en alegría y el gozo de nuestro corazón”.13
Si no comemos el alimento físico, nos debilitaremos y finalmente moriremos. Asimismo, cuando nos olvidamos de la Palabra, nos sentimos débiles, secos y muertos espiritualmente. Sin embargo, esta situación poco saludable se puede invertir cuando regresamos a Su Palabra e ingerimos el nutrimiento apropiado. Cuando comemos la Palabra, somos reavivados, recibimos el suministro y somos fortalecidos espiritualmente.
3. Nos da luz
Salmos 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies Tu palabra y luz a mi senda”. El versículo 130 continúa diciendo: “La abertura de Tus palabras ilumina”. Por lo tanto, nuestra lectura de la Palabra produce un resultado:
“Cuando la palabra de Dios nos es abierta, o develada, ella nos da luz, resplandeciendo internamente sobre nuestro corazón y nuestro espíritu para impartirnos sabiduría y revelación”.14
“Cuando la palabra de Dios dice: “Dios es luz”, lleva consigo a Dios como luz”.15
Muchas veces tenemos la experiencia de que cuando pasamos tiempo en la Palabra, recibimos la iluminación de Dios como luz en nuestro ser, la cual nos hace estar claros y llenos de luz y revelación. 4. Nos riega y refresca
“Gotee como la lluvia mi enseñanza; / destilen como el rocío mis palabras, / como gotas de lluvia sobre la tierna hierba/ y como abundantes lluvias sobre las plantas”.—Deuteronomio 32:2
Cuando vivimos apartados del Señor y Su Palabra, o cuando el polvo de las cosas viejas y comunes se depositan en nosotros mientras seguimos con nuestras actividades diarias ya sea en nuestro trabajo o en la escuela, nos sentimos secos y viejos. No obstante, debido a que la Palabra es viva y nueva, cuando la leemos somos regados, refrescados y revitalizados.
“Dios envió Su Palabra para que riegue a Su pueblo”.16 5. Nos permite tener la palabra hablada de Dios para el momento
Si no tuviéramos la palabra escrita de Dios, nos sería difícil tener la palabra hablada para el momento. Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo”. la palabra griega aquí para Verbo es logos, la cual se refiere a la palabra constante, la palabra eterna e inmutable de Dios. En Juan 6:63 el Señor Jesús dijo: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. La palabra griega aquí, para palabras es rhema, la cual denota la palabra hablada para el momento.17 La palabra constante, logos, es necesaria a fin de que tengamos la palabra hablada para el momento, rhema. Logos está fuera de nosotros, y cuando la recibimos en nuestro ser llega a ser rhema en nosotros, la cual es espíritu y vida.
A menudo, experimentamos la palabra que anteriormente ya hemos leído la cual se mueve en nosotros como el Espíritu, hablándonos, enseñándonos, amonestándonos y corrigiendonos. Este hablar es la palabra hablada para el momento del Cristo que mora en nosotros, la palabra rhema, la cual proviene de nuestro recibir la palabra logos. Colosenses 3:16 Colosenses 3:16 nos dice que debemos dejar que la logos de Cristo more ricamente en nosotros. Si hacemos esto, tendremos la palabra hablada de Dios para el momento, y tendremos la promesa del Señor Jesús hablada en Juan 15:7: “Mis [rhema] permanecen en vosotros”. Entre más tengamos la palabra hablada de Dios para el momento, más disfrutaremos Su presencia, veremos Su revelación y tendremos Su guiar.
“Las palabras que Dios dirige al hombre en la actualidad se basan en lo que Él ya dijo. Él raras veces dice lo que no haya expresado en la Biblia…Es muy difícil que una persona reciba la revelación de Dios si desconoce lo que Dios ha dicho en el pasado. Más aún, si Dios desea hablar por medio de nosotros, Él lo hará basándose en lo que Él expresó antes; pero si no sabemos lo que Él ha dicho, no le podremos servir, porque Él no puede expresarse en nosotros. Esta es la razón por la cual necesitamos que la palabra de Dios more en nosotros ricamente, ya que así conoceremos la manera en que Él ha hablado en el pasado y oiremos lo que profiera hoy”.18 Los resultados de leer la Biblia
Para vivir una vida cristiana, es preciso que leamos la Biblia. No podemos sobrevivir sin la provisión de la Palabra. Además, por medio de leer la Palabra, todos nuestros problemas espirituales—nuestros verdaderos problemas—son resueltos. La Biblia es la respuesta a todas nuestras preguntas. ¿Cómo podemos disfrutar al Señor? ¿Cómo podemos escapar el mundo? ¿Cómo podemos vivir una vida adecuada? Tantas preguntas acerca de nuestra vida diaria y experiencias como creyentes son aclaradas solamente al leer la Palabra de Dios. Es posible que exteriormente no recibamos respuestas inmediatas a estas preguntas, pero interiormente, con el tiempo, recibimos cada vez más de Dios como la Respuesta. Sencillamente al leer de forma apropiada, la Biblia nos da el suministro para vivir tanto una vida cristiana normal como una vida humana. La manera de experimentar estos resultados maravillosos es por medio de entrar en la Palabra a diario. 1. Somos llenos en el Espíritu
En ocasiones nos sentimos espiritualmente vacíos y secos, y no sabemos cómo satisfacer el descontento que sentimos por dentro. No obstante, conforme a lo que la Palabra nos dice, podemos ser aquellos que son llenos en el espíritu. Cuando leemos la Biblia somos llenos en el espíritu y satisfechos a tal punto que estamos rebosando. ¡Qué condición tan gozosa se expresa en los siguientes versículos! ser llenos en el espíritu, hablar la verdad, cantar con gracia en nuestros corazones—todas estas cosas son el resultado de entrar en la Palabra.
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien, sed llenos en el espíritu, hablando unos a otros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y salmodiando al Señor en vuestros corazones”.—Efesios 5:18-19
“La palabra de Cristo more ricamente en vosotros en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con salmos e himnos y cánticos espirituales, cantando con gracia en vuestros corazones a Dios”.—Colosenses 3:16 2. Somos infundidos con fe
Hebreos 11:1 nos dice que la fe es la que da sustantividad a lo que no se ve. Como seres humanos, quizás dudemos de las cosas espirituales que no se ven e incluso dudemos de la existencia de Dios. Sin embargo, cuando leemos la Biblia, somos infundidos con fe como nuestro elemento para creer. Si nos desanimamos debido a que experimentamos sentimientos de incredulidad, debemos volvernos a la Palabra. Entre más leemos, más creemos.
“Así que la fe proviene del oír, y el oír, por medio de la palabra de Cristo”.—Romanos 10:17
“Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?”.—Gálatas 3:2
3. Somos nutridos y recibimos el suministro
“Si expones estas cosas a los hermanos, serás buen ministro de Cristo Jesús, nutrido con las palabras de la fe y de la buena enseñanza que has seguido fielmente”.—1 Timoteo 4:6
“Mas Él respondió y dijo: Escrito está: ‘No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’”.—Mateo 4:4
La Biblia es el alimento que sustenta nuestra vida espiritual. Cuando comemos una comida espiritual sustanciosa al profundizar en la Palabra, somos nutridos y recibimos el suministro de las riquezas de Cristo como nuestro alimento y suministro de vida. Entonces tenemos la fortaleza de seguir en nuestra vida cristiana.
“Cuando recibimos la Palabra en espíritu, recibimos a Cristo mismo como el abundante suministro de vida. Ahora, día tras día, estamos participando de este Cristo maravilloso y resucitado como nuestro alimento, nuestra vida, y nuestro suministro de vida”.19
4. Somos limpios y lavados
“Para santificarla, purificándola por el lavamiento del agua en la palabra”.—Efesios 5:26
Según este versículo, en la Palabra hay agua que nos lava. Este lavamiento no es el lavamiento de la sangre redentora de Jesús, la cual nos limpia de nuestros pecados, sino el lavamiento del agua de vida que nos lava de los defectos de nuestro viejo hombre. 20 Por medio de leer la Palabra, nuestra hombre natural es lavado y purificado, y somos hechos nuevos. Es preciso que nos mantengamos en este proceso de lavamiento, lo cual ocurre al leer regularmente la Palabra.
5. Participamos de la naturaleza divina y escapamos la corrupción que hay en el mundo
“Por medio de las cuales Él nos ha concedido preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”.—2 Pedro 1:4
La vida divina contenida en la Palabra incluye como virtud la energía y fortaleza que nos permite escapar de la corrupción que hay en el mundo. Cuando escapamos la corrupción que hay en el mundo, podemos participar de la naturaleza divina de Dios y por lo tanto disfrutar todas las riquezas del Dios Triuno.
“Habiendo escapado de la corrupción de la concupiscencia que predomina en el mundo y habiendo así eliminado lo que impedía el crecimiento de la vida divina en nosotros, somos librados para ser participantes de la naturaleza divina y para disfrutar al máximo sus riquezas al desarrollarse ella por la virtud de Dios que nos lleva a Su gloria”.21
6. Nuestra alma y espíritu están divididos
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.—Hebreos 4:12
Nuestro espíritu está en lo profundo de nuestra alma.22 A veces es difícil discernir entre los dos (el alma y el espíritu) debido a las dudas e inquietudes en nuestra mente. La Palabra tiene el poder de dividir nuestro espíritu del alma, liberando nuestro espíritu para que entremos en el disfrute pleno de Dios, y fortalece nuestra capacidad de discernir nuestro espíritu de nuestros pensamientos, intenciones y emociones caídas.
7. El enemigo es derrotado y es puesto a muerte
“Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu, y para ello velando con toda perseverancia y petición por todos los santos”.—Efesios 6:17-18
En Mateo 4 Satanás tentó al Señor Jesús en el desierto. El Señor, un hombre perfecto y sin pecado, derrotó a Satanás al citarle la Biblia. La Palabra es una espada, un arma, con la cual podemos derrotar los ataques y tentaciones del enemigo. Como con cualquier arma, es preciso que sepamos cómo usar la Biblia y practicar su uso por medio de leerla en oración y estudiarla para que estemos completamente equipados en todo tipo de situaciones.
“La espada, el Espíritu y la palabra son uno. Cuando la palabra constante en la Biblia viene a ser la palabra específica para el momento, esa palabra es el Espíritu como la espada que mata al enemigo”.
Diversos estudios demuestran que cuanto más leen los niños, mejor se desempeñan en la lectura y escritura. Además, estar diariamente en contacto con libros y disfrutar de actividades sencillas como escuchar cuentos, despierta en ellos el deseo y la motivación por leer.
Como padre usted puede hacer muchas cosas para ayudar a sus hijos a descubrir el gusto por la lectura:
-Disponer de un espacio dentro de la casa -estante, canasto o pequeña biblioteca- donde los chicos puedan guardar sus libros.
-Conocer los gustos e intereses de sus hijos y poner a su disposición libros, revistas, historietas y artículos sobre esos temas.
-Proponerles la lectura de libros basados en películas. O ver películas basadas en obras literarias.
-Llevar libros para entretenerse cuando tengan que hacer una cola o esperar.
-Proponerles compartir la lectura de libros que se relacionen con paseos o actividades que realizarán, por ejemplo: libros sobre dinosaurios luego de visitar un museo sobre este tema; libros sobre la naturaleza
luego de realizar una visita al campo.
-Disponer un momento del día, dentro de la rutina familiar, para leer. -Leerles en voz alta aunque ya sepan leer.
-Compartir canciones, juegos, rimas y adivinanzas que los ayuden a disfrutar de los juegos basados en el uso de palabras.
¿Qué es la motivación?
• Un estado emocional
• Una vivencia agradable
Es un estado emocional que nos mueve en una determinada dirección para tener una
vivencia agradable.
El gusto por leer no se puede enseñar.
• Se contagia
•
Se transmite, se vive.
• Lo placentero se repite, lo aburrido, forzado se evita
• Ser modelos lectores
• Dar de leer. Compartir
LEER NO ES UNA OBLIGACION. ES UN PLACER.
• No forzar
• No asociar libro=escuela
• Ellos eligen (nosotros debemos de tener criterios para ofrecerles, buenos
libros)
• Seducirles
• No exigir que lo acaben.
• Compartir
• Agradable por sí mismo
• No obliga a comentarlo
• No es sólo un regalo
DERECHOS DEL LECTOR
• Derecho a no leer
o a saltarse paginas.
o a no terminar el libro.
o a releer.
o a leer lo que se quiera.
o a leer donde se quiera.
o a hojear.
o a leer en voz alta.
La Ikastola debe
• Asegurar un buen aprendizaje de la lecto-escritura (lectores competentes).
• Crear hábitos lectores”contagiar” la afición por la lectura.
• No asociar lectura recreativa con deberes.
• Proporcionarles mediatecas de calidad (lectura libre).
• Habituarles a que aprendan a “escuchar el silencio”.
• Narrarles frecuentemente historias, cuentos…
• Organizar actividades de animación a al lectura.
• Coordinarse con las bibliotecas municipales.
La familia debe
Leer es, sin duda, una actividad enriquecedora en todo sentido pero que, lamentablemente, no cuenta con el reconocimiento que merece. No obstante hay buenas noticias para los amantes de los libros.
1. La mayoría de los trabajos requieren habilidades de lectura
Bien, es cierto que existen oficios en los que no se necesita leer pero debemos reconocer que el grueso requiere de capacidades, al menos, mínimas de lectura, ya sea desde redactar un correo hasta elaborar una presentación.
2. Leer ayuda a aliviar el estrés
Existen alternativas para sentirnos menos estresados y una de ellas es la lectura. De hecho, leer ayuda a despejar nuestra mente y hasta prepararnos ante situaciones complejas. Por lo tanto, si te sientes agobiado un buen libro puede ser lo que necesitas.
3. Ayuda a obtener mejores empleos
Según la Universidad de Oxford, quienes leen a temprana edad tienen mayores probabilidades de obtener mejores trabajos en la adultez.
4. Mejora el proceso analítico
Leer le permite al cerebro reconocer situaciones complejas además de encontrar soluciones de manera más eficiente. Esto, sin duda, te resultará de gran ayuda sin importar el ámbito en el que te encuentres.
5. Enriquece la escritura y la comunicación
Pasar tiempo leyendo se traduce en la mejora del vocabulario y de las habilidades de escritura. ¿Otro beneficio? Tendrás la capacidad de expresarte con mejores ideas y planteamientos.
6. Existe un gran campo laboral para los lectores
Editores, redactores, periodistas así como un sinfín de carreras y aplicaciones son las múltiples opciones con las que podrás contar al ser un lector asiduo.
7. Mejora la compresión
La comprensión es una habilidad vinculada a la lectura ya que, a través de ella, ganamos intuición gramática. Por lo tanto, entenderemos y procesaremos cualquier tipo de información sin problemas.
Estas 5 razones te dirán por qué es mejor leer manga
ANA VILLALOBOS
Solemos llegar al mundo del anime sin saber que nuestra serie favorita nació como un humilde dibujo con hambre de éxito. Con el tiempo conocemos más el lío en que nos metimos y nos enteramos de que existe una versión quizás más bonita, más larga y más detallada en forma de manga, y que nuestra serie animada es apenas una adaptación.
Aun así, para muchos fanáticos del anime, leer manga está infravalorado: lo ven como algo aburrido porque lo asocian a leer (qué mal) y no dan la maravillosa oportunidad de revisar el trabajo directo del autor. Por eso hoy te explicamos 5 razones por las cuales siempre es bueno leer manga. Historia original
¡Lo más importante! Las series de anime, al ser adaptaciones, algunas veces agregan o cambian detalles importantes de la trama. Podemos encontrar diferencias pequeñas en pro de mantener la calidad audiovisual, mientras que otras son modificaciones notables, y qué mejor era la versión que mantenía el manga
Es posible que los libros más famosos y populares de los últimos diez años no sean los mejores publicados en esa década. Pero si consideramos la larguísima historia de la literatura, quizá encontremos una coincidencia mayor entre las obras más famosas y los libros más recomendados . El transcurso de las décadas y los siglos suele ser un juez bastante fiable que no entiende de modas ni de promociones editoriales, aunque también tiene sus caprichos y, seguramente, son muchos los libros geniales que se han perdido para siempre entre las grietas del tiempo.
Podemos consolarnos sabiendo que hoy, en las bibliotecas físicas y virtuales, disponemos de tal cantidad de obras maestras que necesitaríamos un montón de vidas para leerlas todas. ¿Cuáles son los libros más vendidos de la historia?
Es realmente difícil saber cuáles son los libros más vendidos de siempre porque sobre la mayoría de las obras del pasado no existen datos muy claros. Sin embargo, las estimaciones de los estudiosos nos pueden dar una idea aproximada. Dejando a un lado obras religiosas como la Biblia o el Corán, cuya difusión ha sido lógicamente enorme, la lista histórica de superventas estaría encabezada por una novela con más de cuatrocientos años: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Nada menos que ¡quinientos millones de ejemplares! se habrían vendido de las aventuras del buen Alonso Quijano.
Un poco menos astronómicas, aunque también impresionantes, son las cifras de Historia de dos ciudades, de Dickens, y de libros tan distintos como El Señor de los Anillos y El Principito. Tolkien y Saint-Exupéry publicaron esas obras hacia mediados del siglo XX, y ambas han logrado colocarse entre las novelas recomendadas para el público juvenil desde hace decenios.
Entre los cincuenta y los cien millones de ejemplares vendidos encontramos también libros de lo más heterogéneo. Están El guardián entre el centeno, del huraño y genial Salinger, y la Heidi de Johanna Spyri junto al inevitable Paulo Coelho, tan atizado por la crítica como bendecido por las ventas. Bajando otro escalón aparece Dan Brown al lado de Tolstói, y García Márquez compartiendo ventas millonarias con 50 sombras de Grey. ¿Seguirán unos y otros a la par dentro de sesenta o setenta años? No parece muy probable.
En cualquier caso, el predominio de los libros de ficción es aplastante en la lista, y algunas de las mejores novelas del mundo ostentan una posición destacada. Así, El perfume de Süskind o La peste de Camus parecen estar tan presentes en las estanterías domésticas como Follett o Murakami, y como algunos exitosos libros de divulgación o autoayuda. Sin embargo, entre los best-sellers históricos (con una representación abrumadora de los últimos cien años) no hay sitio para dramaturgos, poetas ni cuentistas. ¿Cuáles son los libros más importantes de la literatura universal?
Las listas de ventas no dejan de ser algo anecdótico que, sin embargo, puede descubrirnos algunas novelas interesantes para leer. Pero el panorama cambia mucho si pensamos en las obras más significativas, revolucionarias, influyentes o geniales que ha producido la literatura. Es decir, si queremos contestar esa pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿Cuáles son los 100 libros que hay que leer antes de morir?
Cada lector es distinto porque cada persona es distinta. Unos preferirán la economía de Hemingway o Baroja a la exuberante prosa de Alejo Carpentier o Álvaro Cunqueiro, pero todos esos autores son figuras excepcionales en la historia de la literatura. Teniendo claro que en el gusto literario hay mucho de subjetividad, existe también un consenso relativamente amplio sobre las obras referenciales, y el juicio del tiempo, como decíamos antes, suele ayudar bastante.
Entre esas obras están algunas de lectura extremadamente fácil, como Siddartha de Hermann Hesse, y otras que, como Memorias de Adriano, Ulises o La saga/fuga de J. B., pertenecen a la categoría de novelas para leer con especial calma y atención.
La Divina comedia, Papá Goriot, Los hermanos Karamazov y el Cuarteto de Alejandría son otros tantos ejemplos de libros capitales que poco tienen en común, salvo haber sido escritos por algunos de los mejores escritores de todos los tiempos. El aleph, de Borges, o el breve pero sorprendente Pedro Páramo, de Rulfo, también suelen formar parte de las listas que intentan dilucidar cuáles son los 100 libros que todo el mundo debe leer. Una misión casi imposible en la que no habría que olvidar, desde luego, el ensayo, el teatro clásico ni los cuentos infantiles. Y es que la mejor manera de acercarse a la literatura es libre y abiertamente, olvidando prejuicios sobre géneros y autores y viendo qué hay para nosotros en las páginas del libro que tenemos en las manos.
Don Quijote de la Mancha es sin duda el libro más vendido de la historia, con más de 500 millones de copias.